13 marzo 2025

Comprender los Evangelios y avanzar en la verdad: una mirada comparada a dos nuevas publicaciones de Domuni-Press

La cuestión de la interpretación de los Evangelios ha atravesado los siglos y sigue siendo más actual que nunca. En un mundo donde las certezas se desvanecen y el pensamiento crítico predomina, los textos fundacionales del cristianismo continúan interpelando tanto a creyentes como a investigadores. En una época en la que algunos se cuestionan el valor histórico de los relatos evangélicos, otros los ven como una fuente inagotable de significado y verdad. Domuni Press se inscribe en esta dinámica publicando dos obras que exploran, cada una a su manera, la riqueza y complejidad de las Escrituras.

Bruno Callebaut, en Los Evangelios en el cruce de las exégesis, invita a una lectura iluminada, lejos del dogmatismo y de las simplificaciones apresuradas. Su enfoque se basa en un examen riguroso de las corrientes exegéticas contemporáneas, sin sesgo ideológico. El objetivo es comprender cómo fueron redactados los Evangelios, en qué contexto histórico y con qué intenciones. Lejos de ser meros relatos fácticos de las palabras y los hechos de Jesús, los Evangelios pertenecen a una tradición viva que se fue desarrollando gradualmente. Su redacción, profundamente marcada por la fe de las primeras comunidades cristianas, plantea la cuestión de la distinción entre el evento histórico y su interpretación. ¿Podemos realmente saber lo que Jesús dijo y hizo? ¿Cuáles son los límites de los métodos exegéticos modernos? Estas interrogantes, lejos de debilitar la lectura creyente de los Evangelios, permiten, por el contrario, captar toda su profundidad.

El autor subraya la necesidad de una lectura "empática" de los textos, que no se reduzca a un análisis puramente histórico-crítico ni a un enfoque ingenuo y literalista. Se trata de dejarse interpelar por su propia dinámica, de comprender por qué y cómo fueron escritos y qué significan hoy. En un mundo donde el patrimonio cristiano se cuestiona con frecuencia, este enfoque permite reconectar con la dimensión viva de las Escrituras y redescubrir su actualidad para el lector contemporáneo. La exégesis no es un ejercicio académico separado de toda implicación espiritual; es una manera de abrirse a la Palabra y dejar que resuene en uno mismo.

En esta búsqueda de la verdad, el ejemplo del padre Marie-Joseph Lagrange destaca con fuerza. Fundador de la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa de Jerusalén, encarna una visión de la exégesis que se niega a elegir entre fe y razón. Manuel Rivero, en Avanzar en la verdad, traza el recorrido de este hombre de Iglesia y de ciencia, cuya obra marcó la historia de la exégesis católica. En una época en la que la investigación científica sobre la Biblia encontraba grandes resistencias, Lagrange logró mantener una postura exigente, convencido de que la verdad solo puede ser una, y de que el estudio crítico de las Escrituras no debe ser visto como una amenaza para la fe.

Lejos de los estériles clivajes entre tradicionalismo y progresismo, su enfoque se inscribe en una visión integradora, buscando comprender las Escrituras teniendo en cuenta los avances de la ciencia histórica y arqueológica. Para él, no se trataba de socavar la fe, sino de alimentarla con una inteligencia renovada. En este sentido, se alinea con la perspectiva del Concilio Vaticano II, que reafirmó la necesidad de una lectura de los textos bíblicos iluminada por los métodos modernos, pero manteniéndose anclada en la tradición viva de la Iglesia.

Manuel Rivero pone de relieve la vigencia actual de esta visión, ya que el debate entre conservadurismo y apertura continúa animando las discusiones teológicas. A través del testimonio del padre Lagrange, se cuestiona toda una forma de abordar la relación entre fe y razón. ¿Podemos avanzar en el conocimiento de Dios sin poner en duda ciertas concepciones antiguas? ¿Cómo articular fidelidad y renovación? Estas preguntas no solo afectan a los especialistas en la Biblia, sino a todos aquellos que buscan comprender cómo la tradición cristiana puede integrarse en el mundo contemporáneo sin perder su alma.

Estas dos obras no se limitan a presentar un estado de la investigación bíblica o a trazar un recorrido histórico. Son una invitación a pensar de manera diferente, a superar las oposiciones simplistas y a adentrarse en una inteligencia de las Escrituras que combine rigor intelectual y profundidad espiritual. Lejos de ofrecer un saber fijo o una erudición despersonalizada, recuerdan que la lectura de los Evangelios es un camino, una búsqueda inacabada en la que se juega algo del orden del encuentro.

En una época en la que el individualismo y el relativismo debilitan los puntos de referencia colectivos, la cuestión del sentido y de la verdad no ha perdido actualidad. Leer los Evangelios es confrontarse con una Palabra que trasciende las fronteras del tiempo y del espacio, que sigue hablando a aquellos que aceptan comprometerse plenamente con ella. Los trabajos de Bruno Callebaut y Manuel Rivero se inscriben en esta dinámica, ofreciendo claves de lectura que permiten entrar con inteligencia y sensibilidad en este diálogo secular entre el hombre y la Palabra.