25 febrero 2025

Queridos estudiantes, queridos profesores,

Madagascar, en este mes de febrero, ha sido una tierra de encuentros y esperanza. Allí, en esa isla donde el océano y el cielo parecen fundirse en un solo horizonte, hemos descubierto una juventud vibrante, no solo por su edad, sino por su vitalidad, por la fuerza de un deseo de aprender que trasciende fronteras y océanos.
Los rostros que encontramos, las voces que escuchamos, nos recordaron una verdad sencilla pero profunda: la inteligencia no tiene límites, el conocimiento no tiene un centro y, gracias al poder de internet, las periferias se convierten en el corazón palpitante del pensamiento. Domuni Universitas, fiel a su misión, encontró en Madagascar una tierra de resonancia para su audaz proyecto: unir mentes, derribar distancias, transformar el mundo entero en un inmenso anfiteatro donde investigadores, estudiantes y académicos dialogan.
En la efervescencia de estos intercambios, vimos surgir vocaciones, abrirse caminos de estudio y nacer nuevos proyectos. Como un fuego que se propaga sin consumirse, el conocimiento circula, ilumina y fecunda. Lo que compartimos allí, en el océano Índico, fue mucho más que un simple momento: fue un compromiso, una promesa. La promesa de un saber sin fronteras, de una comunidad universitaria que no se construye en torno a un lugar físico, sino en torno a un impulso, a una pasión compartida por la búsqueda y la transmisión del conocimiento.
Que esta juventud, del corazón y del espíritu, nos inspire a todos. Y que la aventura de Domuni siga resonando, desde Madagascar hasta los cuatro rincones del mundo.

Dra. Marie MONNET, op

Rectora